miércoles, 15 de febrero de 2017

¿HARTOS DE TANTO CORREO PUBLICITARIO?

La publicidad que recibimos, puede abrumarnos e incluso enfadarnos  por su cantidad, su insistencia y esa sensación de exposición de nuestra información personal, además del coste ecológico que representa[1]. Quizá hemos pensado que podemos hacer con o contra ella.

Si no queremos recibir publicidad no deseada ni solicitada, una buena solución es darnos de alta en la Lista Robinson ( https://www.listarobinson.es ). Al formar parte de ella expresamos nuestro deseo de querer dejar de recibir publicidad, bien sea por correo electrónico, por correo postal, por teléfono, etc. Al no estar gestionada por la Agencia de Protección de Datos, no garantiza la privacidad de estos ni que dejemos de recibir publicidad al 100%, pero al menos es un buen filtro.

Si no queremos pertenecer a esta lista o aún así nos llega publicidad, he aquí algunas ideas en cuanto a la publicidad postal:

  • Publicidad electoral.
Este es un tipo de publicidad que no dejaremos de recibir de ninguna manera, puesto que, con la ley electoral, los partidos que concurren a las elecciones tienen derecho a acceder al censo de las demarcaciones en las que se presentan, y es obligatorio estar inscrito en él para poder votar.
Sería necesario que la ley electoral recogiera la existencia de algún derecho a oposición a que se cediera esta información, o en su defecto que existiera una especie de lista Robinson para este tipo de envíos, lo que no sucede en ninguno de los dos casos. Así que lo que se puede hacer es devolver esos envíos, teniendo en cuenta que se le cobrará el franqueo a los partidos político que los hayan remitido.
Para ello:
  1. Escribe «Devuelto» en la cara frontal del sobre.
  2. Escribe «Rechazado» en la parte posterior.
  3. Lleva el sobre a una oficina de Correos o deposítalo en un buzón.
Y listo.

  • Publicidad de bancos.
¿Cuántos créditos que no hemos solicitado nos han sido concedidos? La de los bancos es otro tipo de publicidad invasiva. Muchas veces esta publicidad nos llega con un sobre de reenvío. Una opción es guardarla y posteriormente devolverla intercambiando la publicidad y los sobres (En el sobre del banco A metemos la publicidad del banco B y viceversa). Así obligamos al banco a hacerse cargo de gestionar este correo (personal para recibirlo, destrucción de documentos, recogida selectiva, etc.).

Aunque, como poco, siempre se puede enviar a reciclar toda la publicidad postal, incluso sin abrir. Eso sí, si los sobres llevan una ventana transparente, debemos retirar el plástico antes de tirarla al contenedor del papel.







[1] Por cada 2,6 kilogramos de publicidad postal se ha utilizado un tronco de 87 centímetros de alto por 20 centímetros de diámetro. Por otro lado,  si consideramos su fabricación, esta ha supuesto la emisión de 12,5 Kilogramos de dióxido de carbono, gas de efecto invernadero por excelencia, 39 litros de agua y 4 Kilogramos de residuos, además del consumo de energía.
EL LIBRO DE LAS 3R: REDUCIR, REUTILIZAR, RECICLAR. Susana Martínez. Editorial: NUEVOS EMPRENDIMIENTOS EDITORIALES

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